diciembre 03, 2013

Leonard Cohen
The Songs of Leonard Cohen

The Songs of Leonard Cohen (Columbia, 1990) fue el primer álbum canadiense de treinta y cuatro años quien para ese entonces gozaba de un altísimo prestigio como escritor. Antes de componer una estrofa para una canción, Leonard Cohen había publicado cuatro volúmenes de poesía y dos novelas. Cuenta la leyenda que él quería abrazar una carrera como cantante de country & western, sin embargo, el éxito de Judy Collins, en 1966, con dos canciones suyas, "Suzanne" ("Suzzane te lleva a su lugar cerca del río/ Puedes escuchar pasar los botes/ Puedes pasar la noche a su lado/ Y sabes que está medio loca/ Pero eso es por lo quieres estar ahí") y "Dress Rehersal Rag", más la insistencia de la cantante de que se sumara al movimiento folk de aquella época, lo convencioeron de establecer de establecerse como un cantante-compositor intimista, confesional.

 En 1967, Collins lo presentó en un concierto en el Central Park de Nueva York y ese mismo año pisó el escenario del Newport Folk Festival, en donde John Hammond, buscador de talentos de Columbia, le ofreció un contrato. De ahí salió esta obra maestra que nos condice por un universo de imágenes, metáforas y frases que estremecieron el alma de un público, mayoritariamente estudiantil, que vio en Cohen una especie de caja de resonancia de sus inquietudes espirituales, al grado que se vendieron rápidamente más cien mil copias, estableciendo el nombre del poeta como uno de los personajes de vanguardia de la época. Songs of Leonard Cohen es un álbum de una belleza pocas veces contenida en un debut. El desfile de imágenes melancólicas, agridulce, reflexivas y sombrías es casi interminable. "Es verdad que todos los hombres que conociste eran jugadores/ Cada vez que les daba refugio/ Conozco esa clase de hombre/ Es duro sostener la mano de alguien que está alcanzando el cielo sólo para rendirse (The Stranger Song). El desamor y la ruptura, temas recurrentes en la obra d Cohen, son una especie de hilo de conductor en esta producción; "Te amé en la mañana/ Nuestros besos profundos y cálidos/ Tu cabello sobre la almohada / Como una tormenta somnolienta / Muchos se amaron antes que nosotros/ Sé que no somos nuevos/ En la ciudad y en el bosque/ Ellos sonrieron igual que tú y yo/ Pero ahora llegando las distancias y ambos debemos intentarlo/ Tus ojos están llenos de dolor/ Oye, esa no es manera de decir adiós". (Hey, That's No Way To Say Goodbye).

 La sensibilidad para tratar temas tan cotidianos como los celos es un golpe a las fibras nerviosas: "Encendí una vela verde para que tuvieras celos de mí/ Pero el cuarto se llenó de mosquitos/ Ellos oyeron que mi cuerpo era libre/ Entonces tomé el polvo de una larga noche de insomnio y lo puse en tu zapato/ Y entonces confieso que torturé el vestido que llevabas para que el mundo viera a través de el/ Un esquimal me mostró una película que te había tomado recientemente/ El pobre hombre casi no podía dejar de temblar/ Supongo que se congeló cuando el viento se llevó sus ropas y asumo que él nunca volvió a sentir calor/ Pero tú estás parada ahí, tan bonita en tu ventisca/ Oh, por favor, déjame entrar en la tormenta". (One of Us Cannot Be Wrong). La fortaleza lírica de Leonard Cohen, desde su primer disco, tiene que ver con el desarrollo de su pericia como poeta y novelista. Todas las letras de este álbum son perfectas y la música que las acompaña son el complemento ideal: a veces minimalista, machacona, reiterativa, como para remarcar una triste melancolía. Leonard Cohen está en la tradición de aquellos artistas que tiene fea voz, como Dylan, Young, Waits, etcétera, pero como ellos, sus cuerdas vocales vibran con el corazón para decirnos cosas importantes desde su propio predicamento. Cohen es uno de esos jugadores que explican el mundo con parábolas para que quienes tenga oídos oigan y los que puedan entiendan. Este primer disco del canadiense errante es una obra maestra.

diciembre 02, 2013

Jake Bugg
Shangri La

La figura de Jake Bugg empezó a notarse cuando fue el telonero de Noel Gallagher durante el concierto de War Child en el 2012. Posteriormente, en ese mismo año, durante agosto también fue el encargado de abrir los shows para The Stones Roses, lo mismo en septiembre pero esta vez para The Killers durante el iTunes Festival. Después se embarcó en el tour promocional de High Flying Birds de Noel Gallager. Y es durante el transcurso de este año que Jake Bugg se ha estado presentando distintos países. No obstante aún sigue siendo muy joven para tener una biografía, aunque en su breve existencia ya cuenta con algunos actos que ya lo están relevando. Jake Bugg es de Nattingham, Inglaterra, lo que nos dice sobre prestigio y reputación. Desde su primer álbum homónimo y toda esa atención que ha recibido por parte de los medios que le han querido emparentar a éste joven inglés con una imagen idílica de Bob Dylan, pero esto se debe a la necedad de querer encontrar un sucesor al nativo de Minnesota. Sin embargo, Bugg no posee un tono nasal a la hora de cantar; a decir verdad, su voz es promedio aunque con los registros suficientes para cautivar. La coyuntura de su voz se la debe a una corte en donde encontramos a Paul Weller, los hermanos Gallagher (así es, en especial a Noel) y Miles Kane. Es decir hay una continuidad del mejor rock pop inglés. Lo más reciente de este hijo de Albión es haber presentado su segundo disco como solista, Shangri La (Jake Bugg Records/Island Records, 2013), nombre tomado de los estudios en el que fue realizado, el cual fue producido por Rick Rubin durante su viaje a Malibú, CA. Shangri La es una curva que discierne a su álbum predecesor, y como novedad, hay un acercamiento con la música country desde el tema de apertura 'There's a Beast and We All Feed It'. Igualmente hay una inclinación por el punk rock ('Slumville Sunrise', 'What Doesn't Kill You', 'Kingpin') por el uso de riffs rápidos de la guitarra eléctrica. Esto no quiere decir que no tome regrese a sus lexemas originales, 'Me and You', 'Messup Kids', 'A Song About Love' y 'All You Reasons' hacen un retorno al estilo del primer álbum, es decir, la guitarra acústica hacia las melodías pop, blues y folk. Al guitarrista-compositor le da el gusto por el rockabilly que se puede notar desde la primera canción (y en menor medida, 'Kingpin') que nos remontan pronto a temas anteriores como 'Taste It' o 'Seen It All' de Jake Bugg (Mercury, 2012). Pero sus mejores atributos radica en arropar sus canciones solo cuando lo considera necesario. Si la guitarra le es suficiente para Bugg, a esta partes del álbum se les debe navegar sin velamen, ya que aún con todo y solvencia no se salvan de ser aburridos por su carga de solemnidad. Jake se vuelve excesivamente serio, sentencioso, pretencioso de convertirse en un juglar moderno. El lado más rockanrolero de resulta el lado más libre, más divertido y contagioso de Shangri La. Ataca las melodías con más vigor, con agitación y furia controlada, conviertiéndose en los temas más amenos. También se recurre a las baladas, las canciones lentas como 'Storm Passes Away', 'Pine Trees' y 'Simple Pleasures' que se encuentran a la salida del álbum. La imperfección que presenta en este trabajo es su pronta caída en la monotonía de algunos de sus temas, que no pueden evitarse sentir como pesadas piedras que se van arrastrando. Aún con y todo que la voz de Jake Bugg todavía no toma la madurez necesaria para tener una identidad propia, está desplegando experiencia y hablando de los tamaños para despuntar, con las hechuras necesarias para destacar. Él se encuentra en las etapa donde puede ser maleable y caer en tentaciones, con un futuro incierto, sin embargo los augurios pronostican interesantes posibilidades para los años venideros. Y con Shangri La nos demuestra una faceta mejorada en la cual inmediatamente se nota la dirección de Rick Rubin.