noviembre 08, 2013

Eminem 
Marshall Matters LP 2

Luego de formar parte del intrascendente dueto Soul Intent, Marshal Mathers, mejor conocido como Eminem, debutó como solista en 1996 con Infinite. Desde un principio, la principal señal de identidad de este singular intérprete y compositor fue su facilidad para escribir letras agresivas y provocativas, lo que le dio una fama inmediata en circuitos subterráneos de la ciudad de Detroit. Gracias a esa reputación, no tardó en llamar la atención del para entonces ya famoso e influyente Dr. Dre, quien de inmediato lo contactó y lo contrató para que firmara en su sello Aftermath. Su primer álbum para dicho sello fue un éxito rotundo, hablamos claro de The Slim Shady LP (Aftermath, 1999), mismo que lo catapultó a la cima de la popularidad de una manera pocas veces vista. Si hay algo que Eminem ha demostrado es no ser el clásico músico de un disco y mucho menos de un solo éxito, eso quedó demostrado cuando lanzó su segundo álbum The Marshal Mathers LP (Aftermath, 2000), un disco que al mismo tiempo causó furor y resquemor, sensación y escándalo. Gracias a ese trabajo, sus fanáticos suman una legión tan numerosa como la de sus detractores. Las letras de las composiciones que conformaban la obra fueron acusadas de racistas, homofóbicas, violentas, frívolas, irresponsables, misóginas y toda clase de epítetos que no hicieron más que darle una mayor popularidad. The Marshall Mathers LP es de hecho más divertido y más siniestro que The Slim Shady LP. Sus letras son más complejas y elaboradas, con una narrativa más detallada, y por ende, más escalofriante, es también un trabajo se convirtió en una parte fundamental que precedió a The Eminem Show (Aftermath, 2002), otro disco que completa una trilogía biográfica de un hombre con tres personalidades distintas (o al menos de tres visiones distintas). Para cuando lanzó Recovery (Aftermath, 2010), ya había aprendido de un par de tropiezos como lo fueron Encore (Aftermath, 2004) o Relapse (Aftermath, 2009), y supo cómo re-direccionarse en una mejor oferta que mezclaba el pop-rock y el R&B, con tendencias más melódicas, más comerciales sin que dejase de ser rap ni sacrificar su ingenio característico, gracias a una producción muy cuidada y una adecuada elección de artistas invitados, con una temática de tendencias un tanto más emocionales sin caer en cursilerías o azotes existenciales. Es finalmente que después de trece años que Marshall regresa por última vez (o al menos eso dice) al lugar donde empezó todo, re-abre su obituario, llama a su octavo álbum de estudio The Marshal Mathers LP2 (Aftermath, 2013). A simple vista es una continuación escueta, aunque su verdadero encanto se ubica en el planteamiento de su temática: la reivindicación moral. Desde el tema de apertura, ‘Bad Guy’, inmediatamente se hacen las referencias a su elepé del 2000 pues narra lo que pasó con Matthew, el hermano del desequilibrado Stan. Hace una extensión sonora con un skit de ‘Criminal’ (‘Parking Lot’) para darle paso a la vertiginosa ‘Rhyme & Reason’ donde nos relata una porción de su relación kafkiana y negativa con su ausente padre. ‘So Much Better’ hace una (trillada y machista) metáfora entre el peso del suceso en la industria del rap con una figura femenina y como sobrevive/lidia frente esto en el rockero ‘Survival’. Luego se contrasta con la melodía minimalista de ‘Legacy’ que explora su infancia y su enconó, al poco tiempo se revela en contra del personaje que fue durante la década pasada, sarcásticamente dice en ‘Asshole’: “Im Going Back to what got me here”, mientras que la entusiasta ‘Berzker’ es una alusión (o mejor dicho homenaje rap-rock) a los Beastie Boys y a la vieja escuela. El provocativo y políticamente incorrecto ‘Rap God’ hace revancha a las censuras que sufrió por sus burlas sobre los disparos en Columbine o las provocaciones de homofobia, asimismo nos recuerda un poco a Kanye West con su petulante ‘Iam God’, aunque con una mejor y superior exposición de técnica. Está de nuevo el psicópata de ‘Kill You’ en ‘Brainless’, aunque se muestra más humano cuando examina sus relaciones amorosas pasadas en ‘Stronger Than I Was’ y continua mostrando ese lado en ‘The Monster’. ‘So Far’ es el momento más divertido donde nos habla sobre la interacción con los fans. Lo que sigue es lo que muchos esperaban: Eminem Meets Kendrick Lammar. ‘Love Game’ ubica el escenario donde Em se podría medir con su competencia más grande que es Lammar, muchos imaginaron una carnicería donde cada uno se despedazara por la supremacía, el veterano contra el Golden boy de Compton. Sin embargo nada de eso pasa, ambos de hecho es un tema pegajoso que re-utiliza la figura promiscua del interminable ciclo del rap game pero hasta allí. Para cerrar el disco se encuentran ‘Headlights’ y ‘Evil Twin’, en la primera hay una disculpa hacia Debbie Mathers y en la segunda cierra el ciclo de la imagen negativa que promovió al inicio de su carrera. Estamos frente a un disco que no produce los efectos esperados. Que esto no se mal entienda, Eminem a sus cuarenta y un años de edad sigue siendo todo un gimnasta verbal, ofrece candencias nuevas, sabe plasmar sus pensamientos de manera envidiable pero su musicalidad deja mucho que desear (salvo por algunos temas), pues si bien durante sus primeros capítulos logró empatar lo mejor del pop con lo mejor del hip-hop, aquí nada de eso sucede ni siquiera con el aporte de personas que están en in como Rihanna, Nate Russ de fun. o Kendrick Lammar. Cede a las presiones del pop convencional aunque sin el alcance de Recovery. Son gratas todas las referencias al primer MMLP (tanto en menciones como en samples) y que las aborde con más seriedad, abra nuevas historias, satisfaga ángulos artísticos, pero no logra crear un concepto concreto o un sonido especial, lo que nos dice que este álbum es para dos tipos de público (que bien pueden ser una combinación de ambos): los estudiosos del rap y para los que netamente quieren fan service del más hermético, y sólo bajo ese pretexto lo recomendaría.